Viajar con mochila
Aquí no vais a encontrar una guía de viajes llena de datos. Os contamos la manera en que nosotros viajamos. Nuestros apuros y nuestras experiencias. Nuestro lema es viajar con y como los habitantes del país, pero siempre con el gasto mínimo.
No nos pesa andar ni viajar con la mochila. No sabemos idiomas (los retazos de lo que aprendimos en el colegio) y os aseguro que no son necesarios.

A lo largo de mi vida siempre he escuchado que saber inglés es algo imprescindible para viajar. Puede que sea más cómodo, eso es cierto, pero también lo es que puedes recorrer el mundo hablando tu propio idioma únicamente. El lenguaje de gestos es universal y, salvo que pretendas tener largas conversaciones con los habitantes, las pocas nociones que todos tenemos, un diccionario o la misma imaginación, son suficientes para salir al mundo.
Lo que si es importante es ser flexible. Me refiero a que, viajando de esta manera, hay que contar con múltiples imprevistos. Los cambios de planes suelen ser una constante. En ocasiones, eso nos sorprende con lugares que no podíamos ni imaginar, y en otras resultan pequeñas decepciones de no conseguir ver todo lo que se desea. Sin embargo, cuando esto último nos sucede, nos alienta pensar que volveremos para ver lo que se nos ha quedado.
Como compañera intentamos llevar una guía, siempre que exista alguna editada en español de ese país. (nuestra favorita es la “Guía Azul”, antes “Guía del Trotamundos”). Y eso es lo que somos. Unos trotamundos. La guía Lonely Planet, superfamosa, también está bien. Sin embargo la azul es más sencilla y clara, para mi gusto, por supuesto.
En el caso de no conseguir una guía escrita, encontraréis cientos de páginas informativas en internet. Llenas de datos. Es por eso que no me voy a recrear explicando demasiado los lugares que visitamos, sino la manera de llegar a ellos, los contratiempos y demás.
Con este blog, animo a todo el mundo a que viaje. Da igual la edad, los conocimientos, el tipo de grupo, etc. El mundo, detrás de nuestra comodidad, es maravilloso. Os aseguro que al volver a casa, apreciareis mucho más todo lo que tenéis, sobre todo si vuestro destino es algún lugar menos privilegiado que vuestra ciudad.
Hemos pasado algunos apuros y muchas alegrías. Disfrutamos de cada momento en el que salir adelante es un reto. Los ratos difíciles se vuelven divertidos una vez han pasado y doy fe de que merecen la pena. Cada día que amanece es una aventura diferente, un viaje nuevo.
Ojalá este blog os sirva de ayuda y os quite el miedo a lanzarse al vacío.